Área Protegida
Bajo Calima
La cuenca hidrográfica del río Calima se encuentra localizada en la vertiente del Pacífico de la cordillera Occidental, en jurisdicción de los municipios de Buenaventura, Calima- El Darién, Restrepo y Yotoco, departamento del Valle del Cauca. Nace en el cerro Calima, a una altura de próxima a 3.600 msnm., en el páramo del Duende, tiene límites con la cuenca del río Riofrío (vertiente del río Cauca), con el departamento del Chocó (vertiente del Pacífico) y desemboca al río San Juan a 25 msnm. La cuenca tiene una extensión a aproximadamente 1,374 Km² yes una de las doce (12) cuencas del vertiente del Pacífico.
Los afluentes del río Calima son por su margen derecha: el río Bratú, el río Azul y las quebradas El Tigre, Quito, López, La Virgen, Ordoñez, La Lana, Laurel, Sierpecita, Meperadó, Valderrama y Don cruz. Por su margen izquierda: el río Agua clara y las quebradas Remolino, La Brea, El Guineo, Tatabrito, El Almorzadero, El Barbudero, Pichindé, Guineito, La Porquera, La Mina, Las Dos Peñas, La Lana, Malaguita, Guadual y otros tributarios que hacen parte de las diez (10) áreas hidrográficas de la cuenca del río Calima (Corporación Autónoma Regional del Valle del cauca – CVC, 2019).
El Consejo Comunitario del Bajo Calima se constituyó en abril de 1998 y en diciembre del año 2002 obtuvo la titulación colectiva de sus territorios (Domínguez, 2017, p. 128). Durante el proceso de conformación del Consejo y la titulación del territorio, los pobladores recibieron asesoría, principalmente, del PCN y la Organización Negra Campesina Pro-defensa del río Calima (ONCAPROTECA). Como resultado, el Consejo Comunitario obtuvo la potestad sobre 66.724 hectáreas (Domínguez, 2017, p. 172).
Actualmente la región está habitada por pueblos indígenas, colonos-mestizos y por comunidades negras. En la región son considerados nativos los indígenas y negros, no solo por el tiempo de permanencia en la zona (habitantes ancestrales), sino por conservar sus propias formas de identidad cultural. El grupo de colonos-mestizos no presenta este mismo comportamiento y sus pautas obedecen a otros patrones culturales; el territorio del río no hace parte de su identidad, sino que es un medio de explotación productivo externo a su organización social convirtiéndose, por tanto, en un aspecto simple para la supervivencia.
Flora
Maderables
Otobo, sande, chachajo, aceite, popa, Chanul, chaquiros, guasco, caimito, cedro, anime, caraño, carrá, sajo, carbonero, chanucillo, jigua, tangare, sangrecita, cabullo, jigua negro, guayacán negro, guayacán amarillo, chachajillo, ají, dormilón, pantano, garrapato, caimo plátano, caimo chontaduro, balso, pulga Marcelo, machare
Medicinales
albahaca, hierva de chivo, sauco, limón, santa maría, desbaratadora, botoncillo, matarratón, higuerillo, anamú, heliotropo, cúrcuma, hierva de Galve, doña Juana, suelda con suelda, paico, escancel, quita calentura, girasol, hoja de piña, mata polo, bejuco vivo, higuerón, sábila, peorrera, sauco, colchón de pobre, imbiande, camotin, malva, venadillo, varejón, hierba de sapo
Frutales
caimito, madroño, Marañón, guanábana, lulo, borojó, zapote, aguacate, zapallo, guayaba, poma, badea, arrayan, chocolate, piña, pepa de pan, chontaduro, palmito, naidi, mil pesos, don pedrito, coco, chirimoya, papaya, Anón, taparo
Fauna
Prácticas Ancestrales
En Bajo Calima, una región rica en cultura y tradiciones, se llevan a cabo diversas celebraciones y prácticas que reflejan la identidad y el patrimonio de su gente. Entre las festividades más destacadas se encuentran las fiestas patronales, eventos llenos de color y música donde la comunidad se reúne para honrar a sus santos patronos con procesiones, bailes y misas. Las mingas, una tradición ancestral de trabajo comunitario, permiten a los habitantes colaborar en proyectos comunes, reforzando así los lazos sociales y el sentido de pertenencia.
Las rocerías y la mano cambiada son otras prácticas comunitarias importantes, donde se comparte el trabajo agrícola y se fortalecen los vínculos entre vecinos. La preparación de comidas típicas es un aspecto central de la vida en Bajo Calima. Platos tradicionales como el sancocho, el pescado frito y el arroz con coco son elaborados con ingredientes locales y técnicas culinarias transmitidas de generación en generación. Tomar viche, una bebida fermentada tradicional, es una costumbre que acompaña muchas celebraciones, mientras que las botellas curadas, licores preparados con hierbas medicinales, son parte de la riqueza etnobotánica de la región.
La bañatón, una actividad festiva en la que la comunidad se reúne para disfrutar de los ríos y cuerpos de agua, refleja la relación estrecha que los habitantes de Bajo Calima tienen con su entorno natural. Cocinar con leña, una práctica común en la zona, no solo es una técnica culinaria, sino también una forma de preservar los sabores auténticos de sus platos tradicionales. Los peinados afros, con sus intrincados diseños, son una expresión de identidad y belleza que se mantiene viva en las nuevas generaciones.
La pesca y la cacería, actividades esenciales para la subsistencia, son realizadas de manera sostenible, respetando los ciclos naturales y asegurando la continuidad de los recursos. La minería artesanal y la agricultura son otras actividades económicas importantes que se realizan con técnicas tradicionales y un profundo respeto por la tierra. El corte de madera, realizado de manera controlada, es también parte del sustento de muchas familias.
La caravana de retorno al territorio es una manifestación de la conexión de los habitantes con su tierra ancestral, un viaje que simboliza el regreso a las raíces y la reafirmación de la identidad cultural. La tradición oral es un pilar fundamental en la transmisión de conocimientos y valores a las nuevas generaciones, asegurando que las historias, leyendas y enseñanzas de los ancestros perduren en el tiempo.
La partería y la medicina tradicional son prácticas esenciales en la salud comunitaria, donde las parteras y los curanderos utilizan su conocimiento ancestral para atender a las madres y sanar a los enfermos. Los ritos religiosos, que combinan creencias indígenas y africanas con el cristianismo, son celebrados con fervor y devoción, reflejando la espiritualidad profunda de la comunidad.
En conjunto, todas estas tradiciones y prácticas hacen de Bajo Calima un lugar único, donde la cultura y el patrimonio se viven y se celebran diariamente, fortaleciendo el sentido de comunidad y la conexión con la tierra y los ancestros.